Bogotá, 05 de abril de 2014
Profesora
Julieth Moreno:
Hola profe, espero te encuentres
bien. Esta carta es la oportunidad perfecta para reconocer, valorar y agradecer
cada una de las enseñanzas brindadas en mis primeros años de infancia, pues
fueron la base y la motivación para estudiar y trabajar en lo que hace un tiempo descubrí que sería mi
profesión: la educación. De igual forma, me encuentro estudiando humanidades y lengua castellana, y me he dado
cuenta que enseñar a leer y a escribir es un reto que debo asumir implementando estrategias diferentes a las tradicionales,
además he aprendido que lo importante no es que lean mecánicamente sino que
realmente comprendan lo que leen y se interesen cada vez más en avanzar en su proceso lector y a partir de
las historias teniendo la posibilidad de imaginar y descubrir nuevos personajes
y contextos.
Recuerdo las clases de lenguaje, en la que en alguna
ocasión nos pediste nuestro libro
favorito, en aquella época mi madre me compró uno con lindos dibujos en relieve
que me motivaban a leer y a querer saber qué encontraría en cada página; sin
embargo, fue aún más interesante cuando tuvimos que rotar los libros, pues
encontré otras historias, con otros personajes, otros lugares y otras imágenes,
hubo libros largos y cortos, pero eso no importó porque cada vez nos recordabas
la importancia de la lectura en nuestras vidas e incluso tengo presente la
lectura en voz alta de los cuentos que llevábamos y los diferentes sonidos y
voces emitidas durante la misma.
Hoy en día entiendo, que cada actividad
tenía una finalidad y que muchos de los objetivos se lograron, pues no recuerdo
haber visto niños aburridos en la clase, sino al contrario, cada vez más
concentrados y entretenidos con la lectura, situación que relaciono con una
premisa que señala la autora Martha Fajardo: “el maestro debe comentar los
libros que lee con los niños, este diálogo enseña al niño el amor por la
narratividad y lo prepara para la lectura”.
¡Gracias
por tus enseñanzas!
Atentamente: Lorena Vera
Lorena: Al leer tu carta sentí una sensibilización ya que, me permitió recordar mi niñez en la época de estudio, que de por sí fue la más hermosa que he podido vivir. Recuerdo muy bien que mis profes de lengua castellana eran mis favoritas pues las estrategias que utilizaban para desarrollar las clases me hacían sentir pasión por ésta y así pude ir fortaleciendo mi formación. Tuve unas maestras excelentes que me enseñaron a leer de verdad, el comprender lo que leía y a verlo de forma crítica. Ellas en el momento de hacer la lectura de alguna historia usaban diferentes cambios de voz que me permitían familiarizarme con el contenido y estar atenta a lo que iría sucediendo, de este modo, considero que demostraban el maestro modelo, promotor y crítico porque eran ellas las que poseían facultades y habilidades para "inyectarme" de lectura y verla como un camino agradable y no por el contrario, algo que debía hacer por obligación, igualmente, las obras que leímos en el colegio lograron de alguna forma satisfacer mis necesidades de ese entonces.
ResponderEliminarComentado por: Sandy Alonso
Lorena, yo también me emocione al leer tu carta, yo tal vez no tuve una maestra que recuerde me haya involucrado así en la escuela, pero si tuve esa profesora por fuera de ella ( recuerdo que Freire señala que todos somos maestros, no importa donde estemos) , ella es mi mejor amiga, Martha Fajardo y pues ella en la Universidad me leyó en voz alta, me presento a Ziraldo y desde allí me permití acercarme a la literatura.
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