domingo, 6 de abril de 2014

El maestro lector y escritor: cuerpo y emociones.



DOCENTE PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA.






La autora nos habla de la relación existente entre la lectura y  la escritura con el cuerpo y las emociones, es decir los textos nos transmiten diferentes sentimientos, sensaciones y emociones, sin dejar de lado la transformación y/o reflexión, es decir son experiencias, al leer y escribir adquirimos experiencias que quedan grabadas en nuestro cuerpo, y desde luego dichas  experiencias  van relacionadas a lo que escribimos y a los gustos por determinado tipo de lectura; al escribir damos rienda suelta a lo que emerge de nuestro interior, lo que somos, sentimos y soñamos; el leer nos permite dialogar con el otro, sentir el texto y explorar otros espacios, mundo y subjetivaciones, y es en el encuentro con el otro que adquirimos experiencias, que marcan nuestra existencia.

Al cuerpo ser constituido por la lectura y la escritura, las cuales quedan grabadas en él, se hace necesario el reconocimiento en nosotros mismos, en el dialogo con el otro y en especial con los niños y niñas, que cada uno es cuerpo con ideas, sensaciones, sentimientos y emociones que aunque se pueden vivir y expresar de distintas maneras estamos íntimamente relacionados; los sentidos y el cuerpo crean espacios de afectividad y las manifestaciones estéticas por medio de la escritura.

Cuando se escribe  con los sentidos, se evoca a la realidad, en la escritura se puede hallar aroma, sabor, silueta, movimiento, la autora nos dice que hay textos que saben, como la novela Doña Flor y sus dos Maridos, que huelen, como los poemas de Darío Jaramillo, además hay textos que nos tocan, palpan, acarician (todos los poemas de amor); y desde luego la relación del texto con el escritor y el lector, ya que los libros tocan los sentidos y aflora sentimientos.

Una verdadera orientación en lectura y escritura debe tener como ingrediente principal el amor, y en ese sentido va orientado al encuentro con el otro y los otros, a la aceptación; puesto de esta forma los maestros debemos preponderar en la construcción de espacios que busque y afloren la imaginación, la sorpresa, la alegría, el orgullo, la diversión, goce y disfrute del delicioso sabor de las palabras, de la dulzura de los sonidos y los suspiros de las palabras.

Por lo tanto, en su artículo Clara Cuervo cuestiona las prácticas que no deben seguir existiendo en el arte de enseñar a leer y escribir:

v Dar prioridad al desarrollo motriz, sin darle espacio a aspectos relacionados con la  lingüística y la cognitividad.


v Considerar que los libros solo sirven para verlos, sino que por el contrario tienen características físicas desde las cuales los podemos oler, saborear, sentir, y cuando se leen se pueden oír y saborear cada sonido de sus palabras, darle cuerpo a cada frase y vivir una experiencia mágica a través del texto.

v Dejar de lado la lectura individual, alejando el temor a la lectura en voz alta, por miedo a la equivocación o error; es compartir, reproducir y conversar con el texto y las afectaciones de los otros.

v Acercar a los niños a la lectura por medio de la razón, sin tener encuentra la emoción, el goce, y el deleite; la mejor manera es el contagiar, no se puede enseñar lo que no se ama.

v No dar espacios a la imaginación, como parte esencial en la creación de realidades individuales y colectivas.

v Considerar que el leer mucho,  forma verdaderos lectores, no se puede vivir lo que  no se siente.

En fin puedo concluir  que el mensaje de la autora es el de crear conciencia frente a la necesidad de ver la lectura y la escritura como forma de crear transmitir y conocer experiencias, el dejar de verlas como una imposición y encontrar el medio ideal para disfrutar de un buen platillo de textos y tomar un delicioso vaso de imaginación y como postre saborear el placer de conocer y crear mundo llenos de fantasía, colores, sabores y olores que despierten los sentidos.

Paula Bonilla.

 


1 comentario:

  1. Contagiar es hacer al otro participe de las prácticas y experiencias lectoras. . Doña Flor es una de mis novelas preferidas por todo el sabor que tiene.

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