DOCENTE
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA.
La autora nos
habla de la relación existente entre la lectura y la escritura con el cuerpo y las emociones,
es decir los textos nos transmiten diferentes sentimientos, sensaciones y
emociones, sin dejar de lado la transformación y/o reflexión, es decir son
experiencias, al leer y escribir adquirimos experiencias que quedan grabadas en
nuestro cuerpo, y desde luego dichas
experiencias van relacionadas a
lo que escribimos y a los gustos por determinado tipo de lectura; al escribir
damos rienda suelta a lo que emerge de nuestro interior, lo que somos, sentimos
y soñamos; el leer nos permite dialogar con el otro, sentir el texto y explorar
otros espacios, mundo y subjetivaciones, y es en el encuentro con el otro que
adquirimos experiencias, que marcan nuestra existencia.
Al cuerpo ser
constituido por la lectura y la escritura, las cuales quedan grabadas en él, se
hace necesario el reconocimiento en nosotros mismos, en el dialogo con el otro
y en especial con los niños y niñas, que cada uno es cuerpo con ideas,
sensaciones, sentimientos y emociones que aunque se pueden vivir y expresar de
distintas maneras estamos íntimamente relacionados; los sentidos y el cuerpo
crean espacios de afectividad y las manifestaciones estéticas por medio de la
escritura.
Cuando se
escribe con los sentidos, se evoca a la
realidad, en la escritura se puede hallar aroma, sabor, silueta, movimiento, la
autora nos dice que hay textos que saben, como la novela Doña Flor y sus dos Maridos, que huelen, como los poemas
de Darío Jaramillo, además hay textos que nos tocan, palpan, acarician (todos
los poemas de amor); y desde luego la relación del texto con el escritor y el
lector, ya que los libros tocan los sentidos y aflora sentimientos.
Una verdadera
orientación en lectura y escritura debe tener como ingrediente principal el
amor, y en ese sentido va orientado al encuentro con el otro y los otros, a la aceptación;
puesto de esta forma los maestros debemos preponderar en la construcción de
espacios que busque y afloren la imaginación, la sorpresa, la alegría, el
orgullo, la diversión, goce y disfrute del delicioso sabor de las palabras, de
la dulzura de los sonidos y los suspiros de las palabras.
Por lo tanto,
en su artículo Clara Cuervo cuestiona las prácticas que no deben seguir
existiendo en el arte de enseñar a leer y escribir:
v Dar prioridad
al desarrollo motriz, sin darle espacio a aspectos relacionados con la lingüística y la cognitividad.
v Considerar que
los libros solo sirven para verlos, sino que por el contrario tienen características
físicas desde las cuales los podemos oler, saborear, sentir, y cuando se leen
se pueden oír y saborear cada sonido de sus palabras, darle cuerpo a cada frase
y vivir una experiencia mágica a través del texto.
v Dejar de lado
la lectura individual, alejando el temor a la lectura en voz alta, por miedo a
la equivocación o error; es compartir, reproducir y conversar con el texto y
las afectaciones de los otros.
v Acercar a los
niños a la lectura por medio de la razón, sin tener encuentra la emoción, el
goce, y el deleite; la mejor manera es el contagiar, no se puede enseñar lo que
no se ama.
v No dar
espacios a la imaginación, como parte esencial en la creación de realidades
individuales y colectivas.
v Considerar que
el leer mucho, forma verdaderos lectores,
no se puede vivir lo que no se siente.
En fin puedo
concluir que el mensaje de la autora es
el de crear conciencia frente a la necesidad de ver la lectura y la escritura
como forma de crear transmitir y conocer experiencias, el dejar de verlas como
una imposición y encontrar el medio ideal para disfrutar de un buen platillo de
textos y tomar un delicioso vaso de imaginación y como postre saborear el
placer de conocer y crear mundo llenos de fantasía, colores, sabores y olores
que despierten los sentidos.
Paula Bonilla.
Paula Bonilla.
Contagiar es hacer al otro participe de las prácticas y experiencias lectoras. . Doña Flor es una de mis novelas preferidas por todo el sabor que tiene.
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